lunes, 30 de junio de 2014

La Cacha: dan testimonio sobre los falsos enfrentamientos

Un ex secuestrado contó cómo se enteró por la radio de la muerte de otro detenido. Lo hizo al declarar junto a otras víctimas desde Copenhague, en videoconferencia. Crudo testimonio.

Alberto Omar Diesler, habla desde Copenhague (Foto: captura videoconferencia)

Por Pablo Spinelli  -spinellipa@gmail.com


El ex detenido desaparecido Alberto Omar Diesler dijo haberse enterado por la radio, durante su cautiverio en La Cacha, de la muerte en un supuesto enfrentamiento, de dos militantes que hasta ese momento habían estado también secuestrado en ese centro clandestino de detención. El dato aportado por el ex dirigente sindical vía videoconferencia desde Copenhague (Dinamarca) representa un testimonio en primera persona respecto de los fusilamientos que eran presentados por el aparato represivo de la última dictadura como muertes en tiroteos.

Diesler declaró el último viernes desde la embajada argentina en la capital danesa, en el marco de las audiencias que se realizan en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 contra 21 policías, militares, penitenciarios y civiles, por los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en el centro clandestino que operaba en las inmediaciones de la cárcel de Olmos, donde funcionaba una planta transmisora de Radio Provincia. Junto a él lo hicieron otros ex detenidos: Elsa Beatriz Mattia de Torrillas, Néstor Daniel Torrillas y Roberto Lujan Amerise, quienes además aportaron nombres de los represores que actuaban en el lugar, y de víctimas con las que compartieron cautiverio.

El episodio narrado por Diesler ocurrió en medio de una sesión de tortura, cuando los responsables del centro clandestino subían el volumen de la radio para tapar los sonidos del horror. Y fue descripto por el ex secuestrado como una de las vías a través de las cuales los secuestrados se enteraban de los operativos realizados por las “patotas”.

Según relató el ex militante sindical de Ensenada, las víctimas del enfrentamiento fraguado habrían sido Enrique Reggiardo, padre de los mellizos Gonzalo y Matías Reggiardo Tolosa; y Susana Quinteros, conocida también como “Chamarrita”. Hasta el momento en que Diesler escucho la información por la radio, ambos estaban detenidos ilegalmente en La Cacha.

“Como ponían la radio muy fuerte para tapar los gritos que llegaban de afuera, de la sala de torturas, escuchamos que en un momento dieron la información de un enfrentamiento en la zona, donde habían muerto dos ‘subversivos’. Son dos personas que trasladan de la cacha y las matan fusilándolas haciéndolo pasar por enfrentamiento”, dijo el ex detenido desaparecido.

Diesler también recordó el impacto que aquello provocó, no solo en los compañeros de cautiverio de las víctimas, sino también entre los responsables del centro clandestino. Habló de una “desinteligencia”. Causó, según dijo, “un reproche y una tensión, porque representaba una situación de filtración de esa información, lo cual no estaba previsto”.

Aquella no era la única vez que se enteró de operativos realizados por los grupos de tarea. Aunque en otros casos la filtración fue deliberada. Recordó entonces casos de muertes que fueron comunicados por los propios guardias. E identificó como un momento “terrible” cuando el guarda identificado por los secuestrados como “Palito” notificó a la prisionera Elba Leonor Ramírez Abella de la muerte de su pareja, Arturo Baibiene. “Cambio tu estado civil, ahora sos viuda”, señaló Diesler que fueron las cínicas palabras de aquel hombre.

La semblanza de Ramírez Abella representó uno de los trances más duros para el testigo durante su declaración. “A mí me tenían al lado de ella, y recuerdo que me auguró que iba a volverá ver a mi hijo, Yo le deseé lo miso pero no se cumplió. Desde entonces siempre me pregunto “¿Por qué a ella que tenía tres hijos no la devolvieron y a mí sí me devolvieron? Son cosas inexplicables que a uno lo siguen afectando”.

Diesler fue secuestrado el 19 de abril de 1977, dos días después del nacimiento de su primer hijo Matías, el mismo día en que su mujer Ana María fue dada de alta de la clínica en la que había dado a luz. La familia vivía en la calle Bolivia y San Martín de Ensenada, y de allí lo arrancaron durante la noche de aquella jornada. El hombre trabajaba en el taller naval de YPF, como operario de planta y estudiaba en la UTN, donde cursaba materias de quinto año de Ingeniería Mecánica. Su grupo de pertenencia política era una coordinadora sindical de La Plata, Berisso y Ensenada. Estuvo 72 días secuestrado hasta que fue blanqueado en la comisaría Octava.

 La estructura represiva. Como estuvo alojado en la planta baja de La Cacha, Diesler dice haber tenido una perspectiva favorable para conocer los movimientos y la rutina del grupo de represores encargados del centro clandestino de detención. Mencionó apodos, y algunas características de los guardias, incluida la fuerza a la que respondían.

En un detallado relato señaló, por ejemplo, a los integrantes del Ejército. “Estaban ‘el cordobés’, que era el jefe de esa sección, aparentemente un mayor. Sus asistentes el Inglés, el Argentino y el Amarillo, quienes eran tenientes. El Inglés y el Argentino, cuando me toman declaración en la Octava, ellos dijeron que habían estado en mi casa. Sé que eran gente joven, de la misma edad que yo en ese momento”.

También mencionó a gente de la SIDE, y señaló a al Francés, como jefe, y a los agentes o los que hacían las guardia la patota: cuyos apodos eran Pablo, Jota, Julio, Bocha y el Griego.

Del Servicio Penitenciario Bonaerense habló de El Oso (que sería Acuña) como jefe, y a los guardias Sabino, Palito y el Negro.

Y de la Marina, a los jefes Daniel y Pituto, y a los oficiales que eran denominados genéricamente “Carlitos”, cada uno con un apellido. “Uno el enfermero, otro el cordobés, y otro el misionero”.

También habló de suboficiales que venían del Regimiento 7 de Infantería: “Mostaza, el Suave, el Willy y el Gallego”. Y mencionó a dos personas a las que pudo verles el rostro: Mister X y Palito.

También vio la cara de Pablo, aunque en un posición menos favorables que en los otros dos casos. Durante el juicio hubo un reconocimiento fotográfico que no arrojó resultados positivos.

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